una noche de ensayo más…

El coro con su canto, abraza a todo el público
que lo espera desde hace un rato en las variadas sillas y muros del club,
están todos allí, escuchando, imaginando…
Recorriendo un viaje por cada estrofa,
soñando en cada cuarteta
la emoción se despierta en cada sonido de la bata

El club está repleto, desde la barra hasta la puerta,
alguno sigue jugando al pool
mientras escucha y cada tanto relojea y aplaude
Los vasos se van llenando y rellenando mientras
el burro sigue girando y alcahueteando letra
Cada tanto un corte, nuevo arreglo, un agregado de texto
y un tono más bajo porque los primos no llegan.
El diseñador de vestuario y la maquilladora siguen garabateando
en sus papeles sus posibles obras, mientras escuchan
algunas opiniones de la barra y hacen algún retoque
que lo cambia todo

Algún vecino arrima la oreja y se acerca para pispear
algún conocido en la multitud
otros miran, escuchan desde su ventana o balcón
mientras otros intentan cerrar puertas y ventanas lo más
herméticamente posible
no sea cosa que la magia los envuelva…

Los momentos se van sucediendo, la música
nos acompaña, alguna carcajada se desprende
y otra sonrisa acompaña aquella lágrima que se escapa

La magia murguera va sucediendo, se va construyendo,
los sonidos urbanos, el murmullo,
la conversa del mostrador,
los vidrios de las botellas,
alguna bocina a lo lejos,
las risas,
los aplausos…
cada condimento sonoro viste
y a su vez constituye la noche de ensayo

Una guitarra marca el tono y el coro responde,
la batería complementa y un solista la clava allá arriba
otro sostiene el ritmo y el director indica que es el momento
de la clarinada
que nos estremece a todos

El cupletero nos regala sus versos finales
y alguna que otra mecha del estribo,
las risas le retribuyen su ocurrencia creativa
La bata marca el ritmo de la despedida
y todos aprontamos el cuerpo y el alma para la nostalgia pasajera
se van, nos vamos
pero siempre hasta mañana

Las estrellas ya dominan la noche, y las luces
se van apagando,
alguno pide la penúltima y el platillero
se queda tomando otra con uno de los utileros que reclama
que no tomo ni media. Las buchacas de la mesa ya descansan,
pero los ecos de la murga todavía siguen sonando
en el barrio
Una noche más, una noche de ensayo más… una más

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Desde 2005 junto a la Murga Uruguaya

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